lunes, 16 de junio de 2008

ATLETICO TUCUMAM CAMPEÓN

La final fue un parto hasta que se hizo la luz
La consagración. Pese al nerviosismo, Atlético se puso en ventaja dos veces y ganó por penales luego de una polémica. Por Alfredo Aráoz, Redacción LA GACETA


Miren el antetítulo, al tope de esta página. Mírenlo bien, porque es la última vez. Atlético le dice chau al Argentino “A”, a las ciudades vecinas, a los rivales con escaso prestigio, a los árbitros sin altura. Todo gracias a una comunión de jugadores que siempre creyó en el ascenso. “Nunca estuve en un grupo así”, se cansó de decir Héctor López, único testigo de estos cinco años, desde el primer viaje a Pirané hasta el último a Nueva Italia, ahí, donde empezará la Promoción. Acá, en el Monumental: ¡campeones!
La final fue como un parto: con sufrimiento al final del primer tiempo, con contracciones en los penales, con lágrimas sobre el final, para abrazarse con familiares, amigos y todo el que le agradezca a la vida por ser de Atlético, por haber roto el carné, por el “no vuelvo más”, y por volver. Porque el “decano” volvió. Volvió a sufrir como en Córdoba, aunque esta vez Racing no fue al frente como en la ida. Jugó con el resultado y así le fue. Porque no supo entender el notable nerviosismo de algunos jugadores en pases que antes salían al pie.
Costaba salir jugando desde el fondo, como indica el manual del “Indio” y la Biblia de 25 y Chile. Pero siempre lo hicieron. En la ida había fallado Longo, pero esta vez el mendocino fue el carrilero elegido. De sus centros llegó la primera situación, el primer lamento: una habilitación de Sarría y un centro a la cabeza de “Yaya” Alvarez que remató por arriba. Iban cinco minutos. Y ya se pedía un té.
Después de un comienzo criterioso, Atlético entró en la locura. La gran virtud fue no sacarse el chaleco de fuerza en el fondo y dejar solo a Ischuk. Porque Racing esperaba de contra, aunque Bergese y Sosa estaban dormidos. A Hernández también le pedían que se despertara. Y cuando lo hizo dejó pagando a Peirone, entró al área y mandó el centro para que “Yaya” le pusiera el taco el primer gol.
La ventaja no generó calma. Sarría ya se había puesto una muslera al cuarto de hora, pero no quería salir. Y la única pelota parada buena fue un cabezazo bárbaro de Martos que sacó Dei Rossi. Ante la falta de claridad, Martos cambió roles con “Yaya”, que perdió la pelota, Atlético quedó mal parado y Mauro Velárdez le rompió el arco a Ischuk. Racing se llevaba el empate sin merecerlo.
Atlético salió al segundo tiempo con todo, pero en cinco segundos perdió la pelota. Sabía que un centro podía ser la salvación y lo fue. Longo volvió a sacarle tiza al botín y apareció la cabeza peluda de “La Bruja” Verón para gritar el segundo. De esa jugada hasta el final no pasó mucho más. Sólo el crecimiento de Erroz y la posición adelantada que le cobró el asistente Tapia a Soriano cuando Velárdez marcó el 2 a 2. Pero Giannini lo anuló y volvió el alma al cuerpo para los penales. Desde los 12 pasos, Lucas Ischuk se vistió de héroe: con sus manos y con sus pies. Hay que darles las gracias a los dirigentes por haberle comprado el pase. Algo quedó en claro al cabo de la tarde inolvidable en 25 y Chile: Atlético sabe ascender.
¡Qué grande sos!

Verón, Verón... Sí, “La Bruja”, el reemplazante de Granero, el hombre que luchó y ganó cada pelota y se dio el gran gusto de festejar su primer gol cuando más hacía falta. “No lo puedo creer: el gol, el ascenso... Quedamos en la historia de la provincia”, dijo Mauricio, que salió lesionado.

Síntesis
ATLETICO 2 (4) -- RACING (C) 1 (2)
ATLETICO: Lucas Ischuk (10); Andrés Bressán (7), Ezequiel Luna (7) y Martín Martos (7); César Montiglio (5); Mauricio Verón (8), Diego Erroz (9) y Sebastián Longo (8); Pablo Hernández (7) y Claudio Sarría (6); y Héctor Alvarez (6). DT: Jorge Solari.
RACING: Esteban dei Rossi (7); Jorge Peirone (5), Juan Fernández (3), Damián Fernández (3) y Lucas Rosales (4); Mauricio Vergara (4), Adrián Avalos (4) y Alejandro Gaboardi (4); Mauro Velárdez (7); Marcelo Bergese (4) y Eduardo Sosa (4). DT: Marcelo Bonetto.
GOLES: Primer tiempo: 37’ Alvarez (A) y 46’ Velárdez (R). Segundo tiempo: 7’ Verón (A).
Cambios: 59’ Martín Granero (6) por Verón (A), 74’ Héctor López (6) por Sarría (A), 84’ Abel Soriano por Gaboardi (R), 86’ Juan Alesio por Vergara (R) y 87’ Luis Rodríguez por Montiglio (A) y Rubén Valero por Avalos (R).
Estadio: Monumental.
Arbitro: Mauro Giannini.

La balanza
+ Atlético. Siempre corrió en desventaja, pero tuvo la entereza para llegar a los penales y gritar campeón después de 21 años.
- Racing. Se había confiado luego del triunfo en Córdoba y Bonetto dijo que se llevarían el ascenso. No respondió a las expectativas.
? El asistente. El sanjuanino Rubén Tapia cobró posición adelantada de Abel Soriano y le anuló un gol a Racing. Hubiera sido el 2 a 2.


Ischuk dio una mano grande en los penales
La consagración. El arquero atajó uno y luego convirtió el remate que definió la final a favor de los “decanos”. Por Carlos Oardi, Redacción LA GACETA

Lucas Ischuk llegó a Atlético para atajar. Y cumplió. Antes de comenzar la definición con remates desde el punto del penal, los hinchas imploraron para que sus manos se transformaran en una muralla para frenar los intentos de los jugadores de Racing. En el cuarto remate de la serie, se estiró y desvió el tiro de Hernán Fernández. Lo que nadie se imaginaba, hasta ese momento, es que se animaría a ejecutar el último remate. El que le dio el título a Atlético. El golero, cuestionado en algunos tramos de la temporada, terminó siendo la figura de la final. El héroe del ascenso.
“Espectacular. Esa es la palabra que usaría para expresar lo que estoy viviendo. Cerramos un año inolvidable para el plantel y para los hinchas. Todos tiramos para el mismo lado: los que están adentro y lo que estuvieron afuera”, comentó, mientras disfrutaba las horas posteriores a la consagración junto con su familia.
Ischuk ya había desviado el remate de Hernán Fernández y sólo faltaba convertir el último de la serie para asegurar el triunfo. ¿Quién lo va a patear? Se preguntaron los hinchas. Entonces apareció la figura del “uno” para acomodar la pelota y asumir la responsabilidad. “Me tenía confianza y por eso lo pedí. No es la primera vez que ejecuto un penal en mi carrera. Incluso, después de los entrenamientos me quedo practicando. Por suerte lo convertí y festejamos”, apuntó el arquero. Luego aclaró que nunca dudó del triunfo. “Aun cuando Alvarez erró el primer remate, estaba seguro de que ganábamos”, expresó.
La final fue cambiante y los estados de ánimo se fueron modificando. “Todo fue alegría cuando estábamos 1 a 0 y sentí mucha bronca porque consiguieron el empate sobre el final del primer tiempo, en la única llegada que tuvieron. El alma me volvió al cuerpo cuando Verón puso el 2 a 1. Después me quería morir cuando marcaron el segundo gol. Por suerte fue anulado”, señaló Ischuk, que en abril cumplió 28 años. El oriundo de Santa Isabel le dedicó el éxito a su papá, Américo, por el Día del Padre, y a su familia, que no pudo llegar por los cortes de ruta.
Los festejos se prolongaron hasta la noche. Del estadio fueron a la plaza y luego se organizó la cena de los campeones. Ahí estuvo Ischuk, el dueño de los aplausos.

La fiesta inolvidable
Los penales alargaron la incógnita. Pero, al final, el grito ¡Atlético campeón! salió de las gargantas de los hinchas. Cerca de 30.000 personas coparon las tribunas, invadieron la cancha y siguieron hasta la plaza.

El grito explotó en 25 de Mayo y Chile y se extendió por todo Tucumán: ¡Atlético campeón! Costó lograr el ascenso a la “B” Nacional, porque Racing fue un duro rival. Después de la definición por penales comenzó la celebración.
La fiesta fue inimitable y para toda la vida

Atlético ascendió. Y los hinchas recién caen en la plaza. Soñaron toda la vida con caminar esas 13 cuadras por 25 de Mayo. Pero antes de hacerlo invadieron la cancha: corrieron, caminaron, se arrodillaron. Y lloraron. Mucho. Los padres les explicaron a las madres que Atlético era un hijo.
Y el almuerzo habrá sido una cena inolvidable, por los brindis y por la cantidad de comida. Porque nadie comió nada. El horario sólo se sintió en las parrillas de los choripanes. El humo que valía fue el azul y blanco, esos que hacen picar los ojos en cada tribuna, donde se vio el partido de pie. Y la platea no fue la excepción.
“La Inimitable” había prometido un recibimiento así y cumplió: 200 cintas de plástico adornaron la cancha desde el alambrado hasta la pared, nadie se incautó de las banderas grandes, y nadie dijo nada cuando los hinchas sacaron el vallado de Bolivia. Cerca de 30.000 personas vivieron una fiesta de primera, con un aliento tan ensordecedor como los cohetes que picaban cerca de Dei Rossi.
Durante el partido, “Indio” Solari fue el capo de la banda. Se le debe haber detenido el corazón hasta que vio el banderín de Tapia sobre el final. Pero antes y después agitó permanentemente. Y los jugadores copiaron al profesor en la previa a los penales. Cuando Giannini pitó para la ejecución desde los 12 pasos, a Racing le temblaron las piernas. Y a Ischuk se le infló el pecho después del debutante: “olé, olé, olé, Lucaaas, Lucaaas”. Tanto amor lo devolvió el hombre de negro con manos y pies. Cuando marcó el cuarto todos corrieron a abrazarlo. Y nadie detuvo la locura, las lágrimas, los llamados por celular a los familiares.
En la cancha, muchos se llevaron pasto de recuerdo. Y todos andaban en andas, sin dramas, felices de estar en cueros, de haberles dado la camiseta que tanto transpiraron. Nadie vio a Solari en los festejos, pero lo mismo sonó el cantito que tanto lo emociona: “vení, vení, cantá comingo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de don Solari, todos la vuelta vamos a dar”. Sí se vieron lágrimas en sus colaboradores. “¡Esto es tuyo, Salvador!”, le gritaban a Mónaco, como si hubiera vuelto 21 años atrás. El “Turco” Salomón estaba en la misma, colorado de tantos abrazos. Cerquita, Silvio Nava, jefe de prensa, prometía afeitarse el bigote.
“Choco”, “Harry”, “El Profesor” y “Jorgito” organizaban la tarantela más grande del mundo, mientras los jugadores hacían de directores desde el travesaño y se golpeaban el corazón, desde Sarría hasta Ramírez Silva, en jeans y sin remera. También andaba Pablo Hernández con una remera de “La Inimitable”, tirándole besos a los hinchas y jurándoles que va a seguir en la “B” Nacional. Bressán era otro que había perdido la seriedad y hacía flamear la bandera vendida hace dos semanas, la que anticipaba: “Atlético campeón”. Y Gastón Leva, apenas en calzas, se reía cuando le gritaban: “Gastón es de los decas, oh, oh, oh”.
Antes de partir a la plaza, “El Flaco” Bermúdez y los dirigentes quemaban el reglamento del Argentino “A”. Y ahí sí, a caminar o en auto. Arriba de la Catedral, de Blue Bell, o de los postes de luz, todos vieron la irónica entrada por calle San Martín. Fue la de los héroes en el techo del colectivo y el “no sé cómo voy, no sé cómo vengo...” ¿Cómo? ¡Como puedan!
Corazón “decano”

Récord del norte. “Fue el día de mayor concurrencia al fútbol del norte del país en toda la historia. El Monumental es la cancha más grande de esta región y fue desbordado. Se vendieron más de 30.000 entradas. Esta es una alegría impagable para todos nosotros”, festejó Carlos Hasbani.
Granero es tucumano. “Soy un tucumano más. También mi familia de General Levalle, que festejó el campeonato. Ellos me abrieron la puerta y acá estoy. Mi viejo me habló recién y está agradecido de toda la gente”, aseguró Martín Granero, mientras se abrazaba con su señora, Gabriela, y con su hijo Juan Pablo. Un gran papá.
Hasta Primera no paramos. “ Ahora hay que prepararse para jugar en Primera. Esperamos lograrlo en el primer año porque tenemos una base bien sólida, que con algunos refuerzos más de primer nivel servirá para otra alegría. Vamos a festejar y a hacer todo el esfuerzo para mantener este gran grupo de jugadores, el cuerpo técnico y que las cosas sigan para adelante”, prometió Roberto Jiménez, que se compró uno de los afiches: “cirujas, esperanos un ratito, ya nos vamos a encontrar”.
Desde la Liga. “ Felicitaciones a Atlético por este logro que enaltece al fútbol tucumano. La provincia vivió un semestre inolvidable gracias a este deporte que apasiona a todos”, acotó Oscar Godoy, presidente de la Liga Tucumana.
Desde Ushuaia. “ Hicimos una caravana por las pocas calles. Lo seguimos por internet a través de Cadena 3 de Córdoba y salimos a festejar con mi familia. Me fui en el 87 por un tema de trabajo. Dos de mis hijos, Miguel y Gonzalo, están estudiando en Tucumán”, acotó Miguel Angel Torres, que junto a Angela, Rodolfo y Agustín celebraron en la ciudad más austral del mundo.
“Cabezón”, presente. “Hace más de dos meses que volví de Bolivia, pero no fui a la cancha por cábala. Sólo puedo felicitar a los muchachos por esta alegría que nos dieron a todo el pueblo ‘decano’. ¡Aguante, el deca, papá!”, dijo Adrián Romero. Quienes sí fueron a la cancha fueron el “Pollo” Márquez, Fernando Robles y “Pulga” Rodríguez.


“El plantel siempre creyó en su juego”
La consagración. Solari mantuvo la calma a la hora de los festejos y elogió a sus dirigidos. El titular “decano” señaló que este ascenso es el resultado de cinco años de trabajo. Un análisis de Ariel Ibáñez, Redacción LA GACETA

Jorge Raúl Solari nunca pierde la calma. Ni la efervescencia que se vivía en el sector de los vestuarios a la hora de los festejos pudo alterar su manera de sentir el fútbol. Disfrutó el éxito a su manera. Feliz, pero sereno. Sabe que el ascenso no marca el final del camino y que los desafíos deben renovarse. “Esto ocurre siempre cuando se logra un ascenso. Habrá que prepararse para lo que viene. Los directivos ya saben cómo manejarse, apenas terminen los festejos nos abocaremos a la conformación de plantel que encarará los futuros compromisos”, resaltó el entrenador.
- Los directivos comentan que la prioridad es que Solari siga en el club ¿Qué opina sobre eso?- Lo que puedo decir es que ahora estoy acá. La prioridad es que el equipo siga jugando como lo hizo en este partido. Estoy muy contento porque, a pesar de haberse tratado de una final, intentó jugar al fútbol y siempre arriesgó. Los hinchas se ponían nerviosos porque querían el ascenso, pero este equipo tuvo la suficiente paciencia para imponer su juego.
- ¿Sigue con ganas de dirigir un clásico con San Martín?

- Sí. Eso lo vamos a pensar más adelante. Ahora nos vamos a dedicar a festejar durante una semana, algo que toda la gente de Atlético se merece.
- ¿Se acordó de alguien en especial en este ascenso?

- Estaba preocupado por la hinchada que venía de largas frustraciones. Esta obtención es para ellos, que siempre estuvieron apoyando al plantel. Nosotros, desde el campo de juego, tratamos de estimularlos para que confiaran en este grupo, que dejó todo para darles esta alegría.
- ¿Cuál fue la clave?

- Este grupo siempre supo lo que tenía que hacer dentro del campo y creyó en su juego. Todos sabemos que esta clase de definiciones se pueden ganar o perder.
- ¿Qué es lo que más rescata de la campaña?

- Atlético fue el equipo más goleador y desplegó el mejor juego a lo largo del certamen. ¿Qué más se le puede pedir? El objetivo se consiguió porque cada uno de los engranajes que estábamos involucrados (plantel, cuerpo técnico, directivos e hinchas) aportó lo suyo a cada momento.
El “Indio” saludó a unos pequeños hinchas que esperaron pacientemente que dejara de atender a la prensa. El es así. Está feliz y festeja a su manera.
“Solari tiene el contrato a su disposición para firmarlo cuando quiera”, dijo Leito
Era ineludible, a la hora de entrevistar a Mario Leito, presidente de la entidad de 25 de Mayo y Chile, preguntarle sobre la continuidad del técnico Jorge Raúl Solari.
“El hincha de Atlético tiene que quedarse tranquilo. Solari sabe que tiene a su disposición el contrato que lo ligará con el club por el tiempo que él lo considere necesario. Eso se concretará en los próximos días”, comentó el presidente del club, que a cada rato interrumpía la entrevista con LA GACETA para recibir saludos. Leito manifestó que esta conquista es el resultado de un proyecto que se inició hace cinco años, cuando Carlos Hasbani era presidente del club. “En ese momento la idea era tratar de ascender lo más pronto posible. Cuando asumí al cargo lo hice sabiendo que todos a los que nos interesa el club debíamos aportar algo para conseguir lo que hoy estamos celebrando.
Demostramos que hay material humano, en todos los aspectos, para encarar proyectos importantes”, señaló Leito.
“Desde un primer momento sabíamos que el ascenso no se podía escapar. No era un simple deseo, sino la convicción de haber hecho todo para que pudiéramos vivir semejante fiesta, que nos llena de orgullo”, indicó el directivo.
Luego manifestó: “ahora Atlético, es una entidad mirada con respeto a nivel nacional. Los compromisos que asumió los cumplió al pie de la letra. En estos momentos, agradezco a los clubes de otras provincias que nos llamaron para felicitarnos”.
Fuente:http://www.lagaceta.com.ar

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