domingo, 29 de junio de 2008

Ni hazaña ni hecatombe

El 1-1 de ayer dejó las cosas como estaban: Talleres, en la BNacional; Racing, en el Torneo Argentino A.
Hugo Caric
De nuestra Redacción
hcaric@lavozdelinterior.com.ar

No hubo hazaña ni hecatombe. En un partido muy flojo, donde los nervios le ganaron por goleada al fútbol, Talleres y Racing empataron 1 a 1 ayer en barrio Jardín. ¿Consecuencia? Todo quedó como era entonces. La “T”, en la B Nacional; luego de una discretísima campaña que lo obligó a revalidar su permanencia. La Academia, en el Argentino A; después de un maratónico periplo que lo dejó sin premio, ni consuelo, cuando parecía llegar a la línea de meta con tranco ganador. Durante casi media hora de juego –el lapso que separó el 1-0 de Eduardo Sosa y el 1-1 de Héctor Cuevas– la historia estuvo a un gol de cambiar por completo. Después del gol del “Tanque”, a los siete minutos del segundo tiempo, la serie quedaría sellada a favor de los albiazules.
Amague de batacazo. Talleres, que en el arranque sorprendió con Rosales bien de punta y por izquierda, no logró sostener esa apuesta más de cinco minutos y entonces su juego se redujo al pelotazo. Racing, que había comenzado con titubeos, se fue afirmando en el medio y, aún sin la inspiración de Velárdez, logró llevar el partido hacia los dominios de la “T”. En su primer arribo ofensivo, la Academia logró la ventaja y le puso un tinte emotivo al juego. El 1-0 llegó a los 24 minutos, cuando Sosa mandó la pelota a la red luego de un centro de Velárdez, un cabezazo de Damián Fernández y un rebote en uno de los palos.
Pero a la presión de Racing le faltó precisión, y eso le evitó males mayores a Talleres, que se reacomodó para llegar al descanso sin sofocones y poder repensar su estrategia en los vestuarios. El elenco de Nueva Italia había desperdiciado su gran oportunidad.
Alivio albiazul. Apenas se habían acomodado los equipos en el complemento cuando Talleres le bajó la persiana a la serie. A los siete minutos, Cuevas (justamente un ex académico) aprovechó un centro de Borghello, estableció el 1 a 1 y el público de barrio Jardín pegó su grito de desahogo.
Marcelo Bonetto movió el banco (entraron Rodríguez, Gaboardi y Bergese), pero no le alcanzó. La “T” se serenó, pinchó el fútbol y se aseguró la salvación.
Fuente:http://www2.lavoz.com.ar

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