lunes, 23 de junio de 2008

Promociones Arg A -Arg B

Alvarado (MdP) 3-La Plata F.C 1
CON UN PIE ADENTRO
Alvarado derrotó a La Plata Fútbol Club por 3 a 1 con dos goles de Telechea y otro de Ceballos, en el partido de ida por el ascenso al Torneo Argentino A, disputado en el Estadio José María Minella. El "Torito" encontró la diferencia en los pies de sus dos mejores jugadores. Para la visita descontó Verón. El próximo domingo será el partido de vuelta, perdiendo por hasta un gol, el equipo de Philipp conseguirá el ascenso.

Recuperó la memoria Alvarado. Eso es lo más importante. Del equipo sin ideas que se vio ante Deportivo Maipú de Mendoza, no quedó nada. Hoy sí, salió decidido desde el primer minuto a ganar el partido, a hacer pesar la localía y llevarse por delante a su rival. Y lo logró durante gran parte de los 90 minutos.
Las casi siete mil personas que le dieron un buen marco al “José María Minella” lo notaron y los apoyaron desde el pitazo inicial. Se sabía que la gente podía jugar un papel importante y le renovaron la confianza al equipo luego de la chance que se dejó escapar el lunes.
Por eso, los jugadores le retribuyeron en el campo de juego ese apoyo. La pelota era de Alvarado en todos los sectores de la cancha. García Lorenzo y Gonzalo Sánchez recuperaban y jugaban. Juan Gáspari y Pablo Villar dejaban surcos por los costados y el tridente ofensivo volvió a mostrar las garras que lo convirtieron en el mejor ataque de la categoría en las instancias previas.
A los 8’, una de las tantas corridas de Gáspari por derecha terminó con un centro rasante que Juan Latorre contuvo en dos tiempos, ante la inminente llegada de “Trapito” Ceballos. La Plata FC, no mostraba nada. El encargado de manejar al equipo, Martín Mazzuco hacía casi todo mal y los volantes centrales no podían agarrar la pelota.
A los 14’, en una jugada preparada estuvo el primero. Ceballos ejecutó un tiro libre al punto del penal, los grandotes se metieron al área chica y ahí apareció Villar para sacar el derechazo que se metía, pero Kees de cabeza sacó al corner. Siete minutos más tarde, otra vez por derecha, el rubio volante llegó al fondo y metió el centro atrás para Fernando Telechea que no le pudo entrar de lleno.
El gol se le negaba, la gente se impacientaba, pero en el aire se respiraba la tranquilidad de sentirse superiores. Latorre se lo tapó a Esteban Rivas, después que el “Tanque” aprovechara uno de los tantos errores de Leonardo Mansilla (ex Aldosivi) y después se quedó con un remate de afuera de Gáspari, de zurda.
Pero tanto va el cántaro a la fuente… Telechea quiso meterse al área en el vértice izquierdo y Ochandorena lo bajó. El encargado fue Ezequiel Ceballos. La posición, similar a la del gol que marcó en Mendoza. El final: el mismo. Remate al palo del arquero que dio un paso para adentro y cuando quiso volver, tuvo que sacarla de adentro. Uno a cero y desahogo para las 7000 almas que no querían más sorpresas.
Si con la ventaja se respiró tranquilo, ni hablar de la explosión, cuatro minutos más tarde, cuando Telechea presionó a Kees que tardó mucho en despejar, la pelota rebotó en el goleador que hizo honor a su condición y definió por encima de un Latorre que todavía está decidiendo si salir o quedarse. A cualquiera que le hubiesen preguntado si quería irse al descanso 2 a 0 firmaba enseguida.
Y si alguien les aseguraba que en el arranque del complemento marcarían el tercero, pensarían que era una broma. Pero no. Apenas había transcurrido un minuto, cuando Ceballos recibió en mitad de cancha de Gonzalo Sánchez, llegó al fondo, levantó la cabeza y la cruzó para Telechea que, absolutamente solo, cabeceó al gol para que se desate una locura en la popular sur del Minella.
Recién el tercer gol les tocó el orgullo a los visitantes que intentaron salir a presionar un poco más arriba. Mazzuco quiso hacerse eje y, con muchas limitaciones, comenzaron a merodear el arco del espectador de lujo que había sido hasta ese momento Gustavo Gatti. Y la primera vez que llegaron, no perdonaron. El ex Estudiantes de La Plata mandó un centro desde el sector izquierdo, Cambi despejó de cabeza y la pelota le quedó en tres cuarto de cancha a Diego Frías que volvió a mandarla al área con la defensa saliendo, Martín Quiles no llegó a salir y Diego Verón solo ante Gatti, la paró de pecho y definió por sobre la cabeza del “uno” que se patinó y no pudo reaccionar.
Alvarado sintió el golpe y se quedó. El conjunto de Biazotti siguió manejando la pelota, pero no generaba peligro. Los dirigidos por Marcelo Philipp no agarraban la pelota, pero cuando la tenían daba la sensación que llegaba el cuarto. Esteban Rivas casi hace un golazo cuando recibió de García Lorenzo y definió de zurda, de primera, casi desde la línea lateral, ante una nueva duda de Latorre entre salir o quedarse, pero la pelota fue devuelta por el palo cuando ya comenzaba la carrera del festejo.
“Trapito” Ceballos se empecinó en hacer un gol desde mitad de cancha, aprovechando el adelantamiento del arquero platense, y casi lo logra a los 34’, pero la pelota quedó en el techo del arco. El mismo final tuvo una llegada de Telechea sobre el final, que ingresó al área por izquierda y se le fue apenas por arriba. La visita, solo pudo llegar con un centro de Mazzuco que bajó Kees y Gatti contuvo ante la llegada de Mansilla.
Con el final llegó el festejo de la gente, el agradecimiento mutuo hinchas – jugadores y la ilusión de que en siete días, como dijo Alejandro Naveyro, la Ruta 2 se vista de azul y blanco. Eso significará que el objetivo se logró. Que Alvarado estará en el Torneo Argentino A.
Síntesis
Alvarado (3): Gustavo Gatti; Gustavo Cardarelli, Mariano Cambi y Martín Quiles; Juan Gáspari, Gonzalo Sánchez, David García Lorenzo y Pablo Villar; Ezequiel Ceballos; Fernando Telechea y Esteban Rivas. DT: Marcelo Philipp.
La Plata FC (1): Juan Ignacio Latorre; Lucas Ochandorena, Leonardo Kees, Leonardo Mansilla y Bruno Vega; Jonatan Cáceres, Diego Verón y Diego Frías; Martín Mazzuco; Héctor Ledesma y Cristian Campuzano. DT: Humberto Biazotti.
Goles: 40’PT Ceballos (A), 44’PT Telechea (A), 1’ST Telechea (A) y 10’ST Verón (LP).
Cambios: 24’ST Walter Benítez por Cáceres (LP), 45’ST Walter Gómez por Rivas (A) y 46’ST Pablo Di Bártolo por Cardarelli (A).
Árbitro: Marcos Conforti, de Rosario.
Estadio: “José María Minella”.

Apostillas
Por Lucas Currá
-13 hinchas, o simpatizantes, de La Plata Fútbol Club estaban apostados en la cabecera Norte.-Los colores de los botines están a la hora del día: Blancos los tenían Gatti, Quiles, Gáspari y Rivas. Rojos y negros eran para Villar. Y unos rojos furiosos, brillantes, para García Lorenzo, Ceballos y Telechea. El resto usó los clásicos negros.
-A pesar de estar suspendido, Marcelo Philipp esta vez no estuvo en la platea. El entrenador se ubicó en la boca del tunel y constantemente se metía hasta el campo de juego para darle a los subplentes las indicaciones para sus jugadores. A diferencia de lo que ocurrió con Maipú, en vez de Santiago Abette, uno de sus colaboradores y Daniel Di Fonso eran los encargados de hacerle llegar lo que pedía el técnico a los jugadores.
- A los 29´ de la primera parte se hizo sentir “La Brava”, cuando los hinchas se impacientaban porque no llegaban los goles le pedían al equipo "movete alva movete, movete deja de j...".
- Luego del tercer grito, los cantos apuntaron todos al ascenso y las dedicatorias fueron para os hinchas de Aldosivi.-Como en Mendoza, “Trapito” Ceballos volvió a marcar un gol de tiro libre y en un sector de la cancha muy similar, ante la mirada del arquero.
- El entretiempo se extendió, como de costumbre, más de lo habitual. Algo más de 24´ pasaron entre el final de la primera parte y el arranque del segundo.
-Pasaron tan solo 58´´ de la segunda mitad para que Alvarado marque el tercer gol.
-El conjunto de “Matadero” buscó el arco en 13 oportunidades, de las cuales 7 fueron hacía las manos del arquero. El visitante lo hizo tan solo en tres ocasiones, todas en el segundo tiempo.

Central Córdoba (SdE) 4 -Luján de Cuyo (Mza) 0
Arriesgó y tuvo su premio
Cánova movió las piezas y le salió redondo. Cuatro a cero y el ascenso al alcance de la mano. El equipo mostró su contundencia.

En la previa, todo el mundo coincidía en que había que ganar a como dé lugar. Los hinchas, unos 8.000 que se dieron cita en el estadio “ferroviario”, palpitaban la jornada de una manera especial. El cotejo ante Luján de Cuyo se jugaba en el Oeste y había que ir con alguna ventaja a Mendoza. Los más optimistas pedían ganar por un par de goles de diferencia. Un 2-0 está bien, decían en el sector de la platea alta. Cuando el equipo salió a la cancha, con la variante de tres delanteros, todo el mundo se mostró esperanzado por la decisión del entrenador de tomar más riesgos. “Está bien, hay que ganar o ganar”, dijeron. En los primeros minutos, el equipo se mostró un tanto nervioso, dubitativo, le costó entrar en el ritmo del partido. Enfrente, un rival que no quería “lola” y que intentaba “aguantar” haciendo correr la pelota de un lado al otro, con poca profundidad.
Cuando a los 19’, Molina realizó esa monumental jugada por izquierda, le cedió el balón al “Sacha” Sáez y éste de taco habilitó a Villalba, quien con un soberbio derechazo estampó el primero, el estadio se vino abajo. Desahogo. Nadie lo podía creer. Central había sacado una ventaja. No jugaba del todo bien, es cierto, pero de los dos era el que más buscaba. El hincha se soltó. “Vamos ahora por el segundo”, dijeron. Las situaciones se propagaron frente al arco de Lavorante, pero el “ferro” no podía anotar. “No podemos desperdiciar tantos goles”, fue la queja del hincha. “Hay que sacar más ventaja”, argumentaron. El pitazo final llevó a los equipos a los vestuarios. “Ya hicimos el primero. Falta el segundo en el complemento”, se ilusionaba la gente.
En el complemento, Luján de Cuyo se vino con todo, en los primeros minutos, y a Central volvió a costarle entrar en ritmo, pero cuando lo hizo, volvió a lastimar al fondo rival. Molina era una pesadilla y tras una jugada suya, el “Sacha” se perdió el segundo debajo del arco. “Hayyyy, chiquiiiito, cómo no vas a hacer ese gol”, fue el lamento. Central estaba ahí y el hincha se ilusionaba con más.
Llegó el segundo a los 13’, tras un desborde por derecha y el “Negro” le puso su sello. Dos a cero. Listo. El resultado que todos querían. ¡Pero cómo! Faltan 30 minutos todavía. ¿Qué hacemos? ¿Vamos por más o aguantamos este triunfo? Fue la duda. Cánova puso a Sequeira por Sáez y ahí mandó un mensaje. Vamos por más. Y el hincha, que a esa altura estaba como loco, se plegó en la iniciativa. En los últimos cinco minutos, le llegó el premio por esa ambición del equipo, del cuerpo técnico y también del hincha. Golazo de Diego Suárez tras una jugada preparada. Y otro del “Negro” al pescar un rebote en el área. “¿Cuatro a cero? No puede ser...”, decían los hinchas. Se abrazaban, saltaban, cantaban. El Oeste era una fiesta. “No se nos puede escapar esta vez...”, comentaban todos. “Pellizcame, no lo puedo creer”, decían otros. El quinto estuvo ahí, pero no llegó. Hubiese sido una paliza increíble. El pitazo final del árbitro Maitini le bajó el telón al espectáculo.
Los jugadores saludaron y se llevaron una ovación hacia camarines. Y el hincha se quedó ahí, a cantar, a llorar en algunos casos. La emoción estaba a flor de piel. Mientras bajaban lentamente de la tribuna, todo el mundo cantaba, silbaba, aplaudía, hacía cualquier tipo de ruido. El estadio se transformó en un éxtasis total. Muchos quedaron “armando el viaje a Mendoza...” “porque no nos vamos a perder el ascenso, después de tanto sufrir”, dijeron.
Cuatro a cero. El que no arriesga no gana, dice un viejo refrán. El ascenso está ahí y sólo una catástrofe podrá impedirlo. El hincha, súper feliz. Una jornada de gloria.

Más cerca del ansiado ascenso
Central Córdoba goleó ayer por 4 a 0 a Luján de Cuyo, de Mendoza, en el partido de ida por la Promoción. Ahora, como visitante, puede darse el lujo de perder hasta por tres goles.

Central Córdoba quedó muy cerca de lograr el ascenso al Argentino “A” al golear ayer, en el Oeste, a Luján de Cuyo por 4 a 0, en el encuentro de ida de la Promoción. Rubén Molina en dos ocasiones, Daniel Villalba y Diego Suárez marcaron los goles de una tarde que se vistió de negro y blanco, porque esta diferencia le posibilita ganar en tranquilidad y confianza para el encuentro de vuelta que se disputará el próximo fin de semana en la ciudad mendocina de Cuyo. Fueron cuatro goles, pero pudieron ser más porque desechó cuatro o cinco ocasiones claras para convertir. En definitiva se sacó un resultado que le permite alimentar el sueño del tan ansiado ascenso.
Siempre adelante
Desde el inicio se vio a un Central Córdoba -como en toda la temporada se diría- tomando el protagonismo del encuentro.
Cánova apostó con un esquema de 4-3-3 y esto le dio mayor peso ofensivo buscando conseguir el gol.
A los 3’, el volante Paulo Paglioni “visitó” el área cuyana tras recibir un pase dentro del área y su remate permitió la buena reacción del arquero Lavorante, que sacó la pelota al córner.
También lo tuvieron Molina y Sáez y quizás fueron una premonición de lo que ocurriría a los 19 minutos, cuando Daniel Villalba, fiel a su estirpe goleadora, tomó una pelota tras una pared y con un remate a media altura y a la izquierda, logró el primer gol de Central Córdoba.
Este gol le dio tranquilidad y el equipo “ferroviario” comenzó a mostrar sus credenciales jugando la pelota al piso y dándole espacios a los carrileros; en este caso García Chamut y Molina.
El “Negro” encaró siempre y volvió loca a la última línea de Luján.
Sáez, Molina y Sánchez Varela pudieron aumentar, pero fallaron en la definición.
El primer tiempo llegó con un mezquino 1 a 0, pero quedaba la sensación de que se podía conseguir algo más en el complemento....y no se equivocaron porque luego de un gol que se pierde en forma increíble “Sacha” a los 6 minutos (desborde de Molina, llega al fondo, pase al medio y Sáez arriba desde el punto del penal), a los 14 minutos llegó el segundo gol. En este caso los roles se invirtieron...Sáez desborda por la derecha, llega al fondo, pase al medio y Molina de arremetida aumenta la diferencia.
Flaqueza física
Luján comenzó a sentir la inactividad e intentó aferrarse a la diferencia de dos goles abajo, pero se encontró con un Central Córdoba apetecible y embroncado.
A los 27’ Villalba hizo un unipersonal, desbordó por el centro del campo, pero remató débil al arco cuando por el otro sector estaba el “Negro” Molina en mejor posición....no importa.
Oga (había ingresado por Sánchez Varela), a los 35 minutos, recibió un pase que lo dejó sólo, cara a cara con Lavorante, pero en este caso el arquero del equipo cuyano ganó el mano a mano. El cordobés remató al cuerpo del golero. Y el partido encontró su sentencia a los 40 minutos.
El tiro libre lo ejecuta Oga al “corazón del área” como se decía en tiempos de antaño y por allí apareció la cabeza de Diego Suárez que con un impecable frentazo dejó sin chances a Lavorante. Era el 3 a 0 y nadie pedía más porque parecía una diferencia justa y a la medida...pero la frutilla del postre la puso el “Negro” Molina (la figura de la cancha por los goles y su despliegue) a los 43 minutos. El cordobés encontró una pelota dentro del área y de derecha marcó el 4 a 0 definitivo que le permite soñar, en bajo, casi festejando moderadamente porque quedan 90 minutos, queda poco, pero la sensación es que el ascenso está al alcance de las manos.
Ahora, a Luján sólo lo salvará un milagro
El Viole jugó muy mal, perdió 4 a 0 y ahora debe ganar por la misma diferencia en Mendoza para salvar la categoría.

Las manos en la cabeza, los rostros desencajados, con lágrimas en los ojos de varios jugadores de Luján resumían el difícil momento del Violeta, que ayer en esta ciudad sufrió una lacerante derrota (0-4) que lo dejó prácticamente al borde del descenso de categoría.
El equipo del Gato Herrera (se hizo cargo del equipo tras la repentina partida de Milanese Comisso) necesitará el próximo fin de semana ganar por una diferencia de cuatro goles para seguir siendo del Argentino A.
Sí, casi un milagro…
Porque hasta el 0-2 se puede decir que era negocio para la Asociación Atlética, pero claro, todo se complicó en esos fatídicos últimos cinco minutos en el que el Violeta se desconcentró, perdió las marcas y posibilitó que Central Córdoba estirara la diferencia para venir a Mendoza con la tranquilidad que implica tamaña diferencia.
“Vamos a salir a atacar”, había anunciado “Don Ramón” Herrera en la previa.
No fue tan así, no porque el Violeta no quisiera, sino porque el conjunto local lo fue metiendo contra su arco.
Sin embargo, sin llegar a volverse loco por el arco de enfrente, a Luján le alcanzaba con ese orden y solidez.
Consciente de que si lograba pasar la media hora de juego sin goles en contra, entonces ahí el clima de un estadio enfurecido podía favorecerlo.
Pero nada de eso sucedió, porque el conjunto santiagueño logró quebrar el cero un minuto antes de los 20.
Villalba terminó en la red una gran jugada colectiva, que tuvo un taco-asistencia de Sáez para el goleador.
Luján no entró en el desorden ni en la desesperación. Y pese a que siguió siendo un equipo demasiado largo entre sus líneas, intentó dormir la efervescencia del local y por momentos lo consiguió, pero el dueño de casa no estuvo fino en la definición y se tuvo que conformar con el 1-0.
Porque en esa primera etapa, Central fue mucho más que ese mezquino resultado con el que se fueron al descanso.
El complemento arrancó con un Luján un poco más adelantado en el terreno de juego. De hecho, meterse atrás sería muy peligroso. Sin embargo, la “audacia” mendocina no duró mucho.
Sáez se perdió el segundo con el arco vacío y Cánova, ni lerdo ni perezoso, mandó a la cancha a Oga por Sánchez Varela. Y ahí estuvo la clave del partido.
El ingresado enganche le dio pausa al Ferroviario y tras una gran jugada por derecha, Paglioni mandó un centro al área, Lavorante no llegó y Molina por detrás la empujó con el arco vacío.¿Partido liquidado? Por supuesto.
Luján quiso levantarse. Herrera mandó a la cancha a Velázquez por Redondo y en tres minutos generó más peligro que en todo el match. Después de todo, el 0-2 era remontable. O al menos lo era más que el 0-3. Y ni hablar del 0-4.
Quizá pagó cara la larga inactividad (casi dos meses sin competencia) y la falta de experiencia para jugar este tipo de finales. Lo concreto es que Luján tiene un pie y medio en el Argentino B. El domingo próximo, en el Bajo, se escribirá el capítulo definitivo. Al Violeta sólo un milagro puede salvarlo. Y sí, la esperanza es lo último que se pierde…

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