
Si el Euro cierra cada semana en alza, este Rivadavia 08 cotiza cada domingo en Alta. Victoria tras victorias, goles importantes de los delanteros, solidaridad colectiva permanente, personalidad arrolladora y mentalidad ganadora son las virtudes más importantes de este renovado equipo. Que arrancó el año mirando abajo y soñando arriba, y que luego de ocho fechas está arriba soñando en una clasificación. Esta vez viniendo desde abajo, remontando el resultado realizando el gasto y festejando un merecidísimo 2 a 1.En el comienzo la premisa fue no complicarse, por el estado del terreno de juego. Mucha agua, muy resbaladizo y nada de andar con equivocaciones. Un error se convertía en una opción de gol contraria. Por eso los dos salieron a jugar concentrados y sin complicarse. Rivadavia con el equipo que jugó en la semana, con Le Pors de cuatro, Franco de seis, el mediocampo titular (Gho, Alonso y Zúñiga), Colman de enganche y Barboza con Altamirano en la ofensiva. De los tres delanteros, dos muy rapiditos que podían sacar ventaja a pura velocidad. Y por esa vía llegó el albirrojo al comienzo, tras una escalada del juninense que Altamirano no pudo definir. Y al toque el que se escapó fue Barboza, pero el terreno de juego le jugó una mala pasada en el último pase. Por su parte el Real apostaba al orden del Acosta en el medio, las subidas de Villegas por la derecha y la movilidad de Long y Barreiro. El partido era muy parejo, con un pequeño dominio albirrojo, pero todo cambió con una pelota parada y el Real que por tercera vez en el torneo le hace lo mismo a Rivadavia: hacerle un gol en la primera llegada. Lo hizo en la primera fecha en Santa Fe, repitió Long en el Complejo y Silva de tiro libre en la jornada de ayer. Por primera vez en lo que va del 2008, el equipo de Pirez tenía que remontar un resultado
Por lo pronto se hizo cargo de la situación. Sin desesperarse, intentando jugar, abriendo la cancha y presionando; aunque careciendo de profundidad. Le faltó ideas para sortear los dos obstáculos que tenía enfrente: la defensa naranja y las condiciones del campo. Pero ganaba con algún desborde, sobre todo de Barboza. Aunque le faltaba más claridad para llegar hasta el bueno de Pereyra.
El Chaqueño era el hombre más incisivo de la visita, por presencia, perseverancia y nivel. Ganaba más de las que perdía con Fernández y por ese sector izquierdo del ataque la visita podía llegar con cierto peligro. Rivadavia metía al Real en su campo, intentaba por todo el frente de ataque y realizaba un fuerte desgaste físico; mientras que el Real no se apuraba, jugaba muy firme en el fondo y apostaba todo a la contra. No intentaba salir jugando ni nada de eso, sino tirarla larga para Barreiro. Además encontró en Acosta a una figura siempre firme. Pero el albirrojo seguía merodeando el área local y tuvo tres opciones: un buscapié de Barboza que salvó Sánchez cuando Altamirano se preparaba para festejar, un gol anulado de Oscar por una previa posición adelantada de vaya uno a saber de quién y la jugada personal de Altamirano que hizo todo bien en la previa menos la definición que se fue por arriba del travesaño. Rivadavia ya merecía el empate, por actitud y juego. Era mucho más que el local, pero seguía con problemas de eficacia. Encima el Real amenazaba con la contra, ya que la visita estaba muy adelantada y dejaba potenciales buenos espacios atrás. La lógica de un equipo que va a buscar, por eso la contundencia era fundamental para empatar el partido y evitar el segundo del Real. El complemento presentaba un interrogante más que interesante: ¿qué equipo iba a sentir más el desgaste por las condiciones del terreno de juego? Porque el local se defendió mucho y jugó muy concentrado la primera mitad, mientras que el visitante fue el que más propuso y buscó siempre el arco de enfrente. El aguante físico era otro tema a tener en cuenta.
El Chaqueño era el hombre más incisivo de la visita, por presencia, perseverancia y nivel. Ganaba más de las que perdía con Fernández y por ese sector izquierdo del ataque la visita podía llegar con cierto peligro. Rivadavia metía al Real en su campo, intentaba por todo el frente de ataque y realizaba un fuerte desgaste físico; mientras que el Real no se apuraba, jugaba muy firme en el fondo y apostaba todo a la contra. No intentaba salir jugando ni nada de eso, sino tirarla larga para Barreiro. Además encontró en Acosta a una figura siempre firme. Pero el albirrojo seguía merodeando el área local y tuvo tres opciones: un buscapié de Barboza que salvó Sánchez cuando Altamirano se preparaba para festejar, un gol anulado de Oscar por una previa posición adelantada de vaya uno a saber de quién y la jugada personal de Altamirano que hizo todo bien en la previa menos la definición que se fue por arriba del travesaño. Rivadavia ya merecía el empate, por actitud y juego. Era mucho más que el local, pero seguía con problemas de eficacia. Encima el Real amenazaba con la contra, ya que la visita estaba muy adelantada y dejaba potenciales buenos espacios atrás. La lógica de un equipo que va a buscar, por eso la contundencia era fundamental para empatar el partido y evitar el segundo del Real. El complemento presentaba un interrogante más que interesante: ¿qué equipo iba a sentir más el desgaste por las condiciones del terreno de juego? Porque el local se defendió mucho y jugó muy concentrado la primera mitad, mientras que el visitante fue el que más propuso y buscó siempre el arco de enfrente. El aguante físico era otro tema a tener en cuenta.
El complemento presentaba un interrogante más que interesante: ¿qué equipo iba a sentir más el desgaste por las condiciones del terreno de juego? Porque el local se defendió mucho y jugó muy concentrado la primera mitad, mientras que el visitante fue el que más propuso y buscó siempre el arco de enfrente. El aguante físico era otro tema a tener en cuenta. Ya con Daniel Fernández por el lesionado Barboza y mucha lluvia en el medio, Rivadavia salió a comerse al Real. Le creó tres claras de gol y nos las pudo definir, pero dominaba ampliamente el partido. Mientras que el local era pura contra, con mucho espacio y jugadores que saben manejarla a la perfección. Pero era Rivadavia el que más quería, el que más buscaba. Presión completa en todo el campo y más llegadas que no terminaban en el fondo de la red de Pereyra. Pirez apostó todo a ganador, mandó al campo a Cerfoglia por Le Pors buscando ese último pase y más claridad en la ofensiva. Gho se desdobló como cuatro y ocho, Colman le dio una mano por ese sector y todo el albirrojo le apuntó a Pereyra. Y lo tuvo, en varias oportunidades, aunque la más clara fue la de Colman mano a mano tras una gran jugada de Altamirano que se fue cerquita del palo derecho del uno. El partido se jugaba cada vez más cerca del área grande del Real, que defendía a pasitos de Pereyra y dependía exclusivamente de la capacidad de Acosta. Ese tremendo jugador era el pilar de la victoria local.Los minutos pasaban y las oportunidades albirrojas caían como cataratas, al igual que la ineficacia. Primero Zúñiga, luego Fernández, más tarde Altamirano. Rivadavia perdonaba por demás y un partido que por llegadas estaba para cuatro a cero en la realidad era derrota por la mínima. Solamente en la falta de definición visitante se entendía el resultado. No había otra lógica para entender el partido. Hasta que Altamirano no amagó y definió de una. Sin ese tiempo de más, Rivadavia tuvo su tiempo de gloria y festejó un merecido empate luego de una enorme jugada de Zúñiga (de gran partido) y la correcta definición de Oscar. Premio al equipo que dominó el partido en su totalidad y que por esas cuestiones del fútbol tuvo que remar el partido. Sin dormirse en los laureles, Rivadavia fue por más y Pirez siguió metiendo cambios ofensivos con el ingreso de Alsina por un Colman muy cansado. Y siguió buscando, por la izquierda y la derecha, creando claras oportunidades y metiendo no menos de siete hombres en la ofensiva. Zúñiga tuvo el segundo a los 30, pero su remate al borde del área grande se fue por arriba del travesaño cuando todo el pueblo albirrojo cantaba gol. Todo era rojo y blanco y netamente el equipo de Pirez merecía el gol. La justicia divina llegó a los 37, con otra definición rápida de Altamirano. Oscar entendió que de prima vale doble, definió en sendas oportunidades de una y a cobrar tras una buena jugada de Alsina. Dos jugadas por la izquierda, dos festejos de zurda del nueve. Premio a la insistencia, al deseo a ganar, al que buscó los tres puntos y al que hizo todo el gasto para conseguirlo. Tanto personal como colectiva.Esas cosas del fútbol pusieron al Real a tiro del empate con otra pelota parada. Nuevamente fue Silva, pero esta vez no pasó nada. Faltaban cinco y ahora Rivadavia comenzaba a defender el resultado y tres puntos más que importantes. Porque el local se adelantó, algo que no hacía desde el minuto 11 del primer tiempo, y a puro centro fue a buscar el gol, pero apareció el Rivadavia guerrero para defender lo que había conseguido con tanto esfuerzo. Porque Rivadavia buscó, dejó espacios en su campo y la contra al Real; apostó todo a ganador y eso terminó inclinado la balanza. Querer es poder. El albirrojo primero quiso y luego pudo. Y su gente, pegada a la radio o presente en Santa Fe, volvió a agradecer.
Síntesis
Arroyo Seco: Pereyra; Fernández, Sánchez, Botaro, Ramírez; Acosta, Villegas, Casalidio; Long; Barreiro, Silva. DT: Ribecca
Rivadavia: Beltramella; Le Pors, Franco, Bassa, Pringles; Gho, Alonso, Zúñiga; Colman; Barboza, Altamirano. DT: Pirez
Goles: PT Silva (AS); ST Altamirano en dos oportunidades (R)
Suplentes Real: Saavedra, Antollini, Sotelo, Escudero, Panti y Díaz.
Suplentes Rivadavia: Ocaña, Rocha, Llanos, García, Alsina, Cerfoglia y Fernández.
Arbitro: Maximiliano Stevenot, Bell Ville .
Texto y Foto:http://www.lapostasemanal.com.ar/
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